Leche: ¿veneno o panacea?

Varios nutricionistas apuntan que la leche es una bebida menos saludable de lo que parece, que provoca inflamación interna, que es mucolítica, dificulta la respiración, es indigesta…

Pero ¿qué hay de cierto en todo ello?

Pues la verdad es que estas afirmaciones son un tanto engañosas ya que se basan en lo que NO han demostrado los estudios científicos. Por ejemplo, no recomiendan tomar leche para la recuperación post-ejercicio porque los estudios NO han sido probados con deportistas populares, solamente se han probado con deportistas de élite.

Por otro lado, los efectos secundarios de los lácteos aún no han podido ser probados de forma válida, con lo que se basan en experiencias personales. Y ya sabemos todos que no hay fuerza más grande que la de la autosugestión…

En cuanto a las estadísticas, algunos argumentan que hay más fracturas óseas en las sociedades en las que se bebe más leche. Estas sociedades curiosamente suelen coincidir con las sociedades desarrolladas y con las sociedades con más índice de obesidad. ¿No será más bien una consecuencia de la  obesidad y el sedentarismo? No podemos sacar éste tipo de conclusiones porqué si invertimos la comparación, la leche sería, siguiendo estas estadísticas, una bebida que potencia el desarrollo. De la misma forma, unos científicos de Gloucester Royal Hospital (Reino Unido) vieron que en los países en que se consume más leche hay más premios nobel.

Bueno, dejando de lado las conclusiones precipitadas, está claro que hoy por hoy, el calcio en grandes cantidades es la única forma de prevenir la pérdida de densidad ósea. Lo que me lleva a la conclusión de que:

  1. Los lácteos tienen unos supuestos efectos negativos sobre el organismo de carácter agudo, es decir que duran tan sólo días.
  2. Los lácteos tienen unos potenciales efectos positivos en la recuperación post-ejercicio.
  3. Los lácteos tienen efectos positivos de carácter crónico, es decir que duran toda la vida.

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Pues valorando estas tres premisas, permítanme que me decante a favor del consumo de lácteos…
¿Qué perdemos en consumirlos? ¿Que se nos haga indigesta una comida? Pues el día que nos pase, dejamos de tomar lácteos, pero el día que nos aparezcan síntomas de osteoporosis ¡no podremos hacer lo mismo!

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